domingo, 31 de mayo de 2015

La verdad sobre el caso Savolta de Eduardo Mendoza

La verdad sobre el caso Savolta
Eduardo Mendoza
Editorial, Seix Barral
"Le tengo un gran cariño porque recuerdo su elaboración como una época especialmente intensa de mi vida literaria, llena de ilusiones, de esfuerzos angustiosos y resultados sorprendentes, de decisiones que en mi inexperiencia eran trascendentales. Podría decir que me jugaba el todo por el todo, o que puse toda la carne en e l asador, dos frases hechas cuyo significado no acabo de entender muy bien". Eduardo Mendoza En un período de neutralidad política (Barcelona 1917-1919), una empresa fabricante de armas abocada al desastre económico por los conflictos laborales es el telón de fondo del relato de Javier Miranda, protagonista y narrador de los hechos. El industrial catalán Savolta dueño de ese negocio que vendió armas a los aliados durante la Primera Guerra Mundial, es asesinado.El humor, la ironía, la riqueza de los matices y de las experiencias, la parodia y la sátira, el pastiche de la subliteratura popular, la recuperación de la tradición narrativa desde la novela bizantina, la picaresca y los libros de caballerías hasta el moderno relato detectivesco, convierten esta novela en una tragicomedia inteligente y divertida, que situó a Eduardo Mendoza entre los narradores más destacados de las últimas décadas.

Con la de novelas que me queda aún del autor por leer y el otro día, que estuve haciendo limpieza en las estanterías, que ya tocaba, se me quedó pegado este libro de nuevo a mis manos. No pude evitar leer las primeras páginas y ya no pude devolverlo a su sitio sin terminarlo. Con este libro me estrené con Mendoza hace años y tanto me gustó que fueron varias las novelas que cayeron del autor casi de seguido. Y con todas siempre me ha hecho disfrutar. Pero esta novela, junto a La ciudad de los prodigios, están, por ahora, entre mis favoritas del autor. 

La verdad sobre el caso Savolta es una novela que, quizás para el lector de hoy, no sorprenda. Pero en su momento tuvo que hacerlo y mucho. Y es que la técnica que emplea para contar la historia que desarrolla entre sus páginas no era nada común en aquellos años y se convierte, sin duda, en el mayor atractivo de este libro. Y es que la historia la conocemos a través de documentos policiales, declaraciones en juicios,  cartas, artículos periodísticos...  Y esto no era un recurso habitual en ese momento en nuestra narrativa. Eduardo Mendoza lo utiliza en esta novela y además lo emplea de una forma magistral. Ningún pero se le puede poner. Quizás al principio pueda descolocarnos un poco y nos cueste entrar en la historia. Pero una vez que entras en la novela y en el juego del autor, ya es imposible salir de él. Además, la historia no es contada de forma cronológica. Continuamente el autor nos va llevando hacia delante o hacia atrás, dependiendo de los recuerdos de Javier Miranda, que es quien, casi todo el tiempo, nos va contando la historia. Y nos va dejando piezas sueltas, que nosotros tenemos que ordenar, como si de un puzzle se tratara. Y esta dependencia de la memoria de este personaje, sus continuas indecisiones, sus continuos saltos temporales, cada vez que recuerda algo, aportan mayor realismo, mayor verosimilitud a la novela.

Otro de los principales atractivos de esta novela es Barcelona, que se convierte en la gran protagonista de esta historia. Con gran acierto Mendoza refleja cómo era la vida en esos difíciles años y las distintas clases sociales que habitaban sus calles, desde la alta burguesía hasta la clase más pobre. Y las consecuencias de estas grandes diferencias. Los conflictos entre ambas clases se suceden y son continuas las huelgas, los mítines, los atentados...  Todas las clases tienen su representación en la novela. Si a la alta burguesía pertenecen Savolta o Lepprince, representando a la clase media aparecen el abogado Cortabanyes, el comisario Vázquez o Javier Miranda. El proletariado está también presente, a través de varios personajes, pero ninguno tiene un fuerte protagonismo. Esta clase está representada, sobre todo, por las continuas referencias a sus reivindicaciones, a sus manifestaciones. 

Entre todos los personajes que aparecen en este libro sobresale, Lepprince, un personaje que acapara toda nuestra atención desde su primera aparición:
“El escurridizo y pérfido Lepprince, de quien poco o nada se sabe, salvo que es un joven francés llegado a España en 1914, al principio de la terrible conflagración que tantas lágrimas y muertes ha causado y sigue causando al país de origen del mencionado y desconocido señor Lepprince, que pronto se dio a conocer en los círculos aristocráticos y financieros de nuestra ciudad, siendo objeto de respeto y admiración en todos ellos, no sólo por su inteligencia y relevante condición social, sino también por su arrogante figura, sus maneras distinguidas y su ostentosa prodigalidad.”
Reseña que participa en la Yincana Criminal.
 Y destaca también Javier Miranda, un personaje indeciso, que parece estar entre dos aguas, entre la clase obrera y la burguesía. Pero quiere salir de la pobreza. Y para ello se dejará guiar, sobre todo por Lepprince. Y aunque sospeche algo de los turbios asuntos que éste tiene entre sus manos, elegirá finalmente mirar hacia otro lado. Elegirá la ignorancia a saber demasiado...

Sin duda, recomiendo este libro. Al menos merece que se le dé una oportunidad. No es la trama lo que realmente lo hace interesante, aunque logra captar también todo nuestro interés.  Lo que hace especial este libro es la forma en que está contado.






jueves, 28 de mayo de 2015

La sangre de los crucificados de Félix G. Modroño

Algaida, 2010
Zamora, 1682. Don Fernando de Zúñiga, doctor en medicina por la Universidad de Salamanca, acude a la llamada del obispo. Monseñor Balmaseda le encarga everiguar la procedencia de la talla de un Cristo crucificado, hallada en extrañas circunstancias y que parece estar relacionada con la trágica muerte de un herrador. El doctor Zúñiga pronto averigua que aquel suceso oculta una trama de terribles asesinatos, cuya investigación le llevará en un periplo por la Salamanca universitaria, la Corte madrileña y una Sevilla antes opulenta y ahora tan agonizante como los crucificados que procesioann por sus calles. La sangre de los crucificados es un thriller histórico magníficamente ambientado en la España de finales del siglo XVII, cuyos protagonistas se mezclan con reyes, religiosos o artistas. Una novela que convierte el esplendor artístico del Barroco y las intrigas políticas en torno al último rey de los Austrias en una trepidante aventura.

Llevaba tiempo queriendo conocer a don Fernando de Zúñiga tras los buenos momentos que Félix G. Modroño me ha hecho pasar tanto con su reciente Secretos del Arenal como con La ciudad de los ojos grises. Y ahora que lo he conocido, poco voy a tardar en reencontrarme con él, que ya tengo el segundo libro pendiente en mi estantería.

Sobre todo he disfrutado con la maravillosa ambientación de esta novela. Modroño recrea de forma magistral la época en que se desarrolla esta historia y nos hace pasear por Zamora, Salamanca, Sevilla... Y ver sus calles, su gente, sus costumbres... Plasma a la perfección esa España que está absolutamente en decadencia. 

Otro punto a favor es que la acción empieza pronto y nos deja atrapadas a sus páginas desde el principio. Dos asesinatos similares se han producido en poco tiempo. Frente a los templos de Zamora y Salamanca  aparecen dos tallas excelentes de un Cristo Crucificado, que guardan demasiado parecido con las caras de dos personas asesinadas hace poco en esas ciudades. Fernando de Zúñiga será el encargado de la investigación. Una investigación que parecerá fácil, porque el asesino va dejando pistas. Parece querer ser descubierto. Pero es inteligente y sabe dosificar las pistas para tener el tiempo necesario para ejecutar su siguiente movimiento.

Acierta también el autor a la hora de perfilar sus personajes. Fernando de Zúñiga es el absoluto protagonista. Hombre noble, de fuertes convicciones, fiel a sus amigos... La tristeza parece siempre acompañarle tras el fallecimiento de su mujer tan solo tres años después de su matrimonio. Aunque ya ha pasado mucho tiempo, sigue siéndole fiel, sigue queriéndola, sigue amándola. Su única alegría son sus dos hijas, pero hace poco ambas han ingresado, por propia decisión, en el convento, cosa que no le agrada mucho...  Pelayo es un joven que va a acompañarle en esta investigación. De estar siempre al servicio del obispo de Zamora sin haber salido nunca de la ciudad, junto a Zúñiga va a conocer muchas otras ciudades y va a crecer en muy poco tiempo. Su evolución es notable. Junto a estos personajes, otros personajes históricos van a tener también protagonismo, destacando Mariana de Austria, la reina regente. Ella acudirá a Zúñiga para que vele por la salud de su hijo y siempre confiará en él. 

Otro de los grandes aciertos de la novela es su estilo, sencillo y directo. Utiliza palabras y fórmulas de la época que ayuda aún más a la ambientación, pero no hace en ningún momento complicado seguir el desarrollo de la historia. 

En definitiva, un libro que he disfrutado mucho, tanto por la historia, que me ha mantenido pegada a sus páginas hasta el final, que aunque previsible, me ha parecido el mejor que podía tener; como por la extraordinaria labor de documentación realizada por el autor y que ha sabido plasmarla con mucha sencillez en la novela. Doctor Zúñiga, volveré a visitarle.




martes, 26 de mayo de 2015

Leemos el Quijote (2º parte): Capítulo XXXVII y capítulo XXXVIII

http://bourbonstreet-porlomenix.blogspot.com.es/2015/01/reto-en-2015-leemos-el-quijote.html
Capítulo XXXVII:

Breve este capítulo en el que solo puedo destacar lo contentos que se muestran los duques viendo que sus engaños están teniendo éxito y se están burlando tanto de don Quijote como de su escudero. Y también la conversación entres Sancho y doña Rodríguez, en el que el primero muestra su poca confianza en las dueñas...

En estremo se holgaron el duque y la duquesa de ver cuán bien iba respondiendo a su intención don Quijote, y a esta sazón dijo Sancho:

-No querría yo que esta señora dueña pusiese algún tropiezo a la promesa de mi gobierno, porque yo he oído decir a un boticario toledano que hablaba como un silguero que donde interviniesen dueñas no podía suceder cosa buena. ¡Válame Dios, y qué mal estaba con ellas el tal boticario! De lo que yo saco que, pues todas las dueñas son enfadosas e impertinentes, de cualquiera calidad y condición que sean, ¿qué serán las que son doloridas, como han dicho que es esta condesa Tres Faldas, o Tres Colas?; que en mi tierra faldas y colas, colas y faldas, todo es uno.
Y aunque sigue desconfiando, prefiero dejarlo estar, no vaya a ser que al final pierda su gobierno.
-Con todo eso -replicó Sancho-, hay tanto que trasquilar en las dueñas, según mi barbero, cuanto será mejor no menear el arroz, aunque se pegue.
Capítulo XXXVIII:

No tenían que gustarle a Cervantes mucho la figura de las dueñas y nos regala un primer párrafo buenísimo en el que la burla y la crítica hacia ellas es muy clara:
Detrás de los tristes músicos comenzaron a entrar por el jardín adelante hasta cantidad de doce dueñas, repartidas en dos hileras, todas vestidas de unos monjiles anchos, al parecer, de anascote batanado, con unas tocas blancas de delgado canequí, tan luengas que sólo el ribete del monjil descubrían. Tras ellas venía la condesa Trifaldi, a quien traía de la mano el escudero Trifaldín de la Blanca Barba, vestida de finísima y negra bayeta por frisar, que, a venir frisada, descubriera cada grano del grandor de un garbanzo de los buenos de Martos. La cola, o falda, o como llamarla quisieren, era de tres puntas, las cuales se sustentaban en las manos de tres pajes, asimesmo vestidos de luto, haciendo una vistosa y matemática figura con aquellos tres ángulos acutos que las tres puntas formaban, por lo cual cayeron todos los que la falda puntiaguda miraron que por ella se debía llamar la condesa Trifaldi, como si dijésemos la condesa de las Tres Faldas; y así dice Benengeli que fue verdad, y que de su propio apellido se llama la condesa Lobuna, a causa que se criaban en su condado muchos lobos, y que si como eran lobos fueran zorras, la llamaran la condesa Zorruna, por ser costumbre en aquellas partes tomar los señores la denominación de sus nombres de la cosa o cosas en que más sus estados abundan; empero esta condesa, por favorecer la novedad de su falda, dejó el Lobuna y tomó el Trifaldi. 
La condesa, al hablar, hace un uso exagerado a la hora de hablar del superlativo. Y Sancho no duda en imitarla.
-Confiada estoy, señor poderosísimo, hermosísima señora y discretísimos circunstantes, que ha de hallar mi cuitísima en vuestros valerosísimos pechos acogimiento no menos plácido que generoso y doloroso, porque ella es tal, que es bastante a enternecer los mármoles, y a ablandar los diamantes, y a molificar los aceros de los más endurecidos corazones del mundo; pero, antes que salga a la plaza de vuestros oídos, por no decir orejas, quisiera que me hicieran sabidora si está en este gremio, corro y compañía el acendradísimo caballero don Quijote de la Manchísima y su escuderísimo Panza.

-El Panza -antes que otro respondiese, dijo Sancho- aquí esta, y el don Quijotísimo asimismo; y así, podréis, dolorosísima dueñísima, decir lo que quisieridísimis, que todos estamos prontos y aparejadísimos a ser vuestros servidorísimos. 
La historia que cuenta la condesa es un tanto celestinesca. Arrepentida, cuenta como sucumbió a los encantos de un joven de la corte, Clavijo, y como éste le convenció para que le abriera las puertas de la alcoba de la infanta Antonomasia, quien estaba a su cuidado. 
¡Ay de mí, otra vez, sin ventura!, que no me rindieron los versos, sino mi simplicidad; no me ablandaron las músicas, sino mi liviandad: mi mucha ignorancia y mi poco advertimiento abrieron el camino y desembarazaron la senda a los pasos de don Clavijo, que éste es el nombre del referido caballero; y así, siendo yo la medianera, él se halló una y muy muchas veces en la estancia de la por mí, y no por él, engañada Antonomasia, debajo del título de verdadero esposo; que, aunque pecadora, no consintiera que sin ser su marido la llegara a la vira de la suela de sus zapatillas. ¡No, no, eso no: el matrimonio ha de ir adelante en cualquier negocio destos que por mí se tratare! Solamente hubo un daño en este negocio, que fue el de la desigualdad, por ser don Clavijo un caballero particular, y la infanta Antonomasia heredera, como ya he dicho, del reino. Algunos días estuvo encubierta y solapada en la sagacidad de mi recato esta maraña, hasta que me pareció que la iba descubriendo a más andar no sé qué hinchazón del vientre de Antonomasia, cuyo temor nos hizo entrar en bureo a los tres, y salió dél que, antes que se saliese a luz el mal recado, don Clavijo pidiese ante el vicario por su mujer a Antonomasia, en fe de una cédula que de ser su esposa la infanta le había hecho, notada por mi ingenio, con tanta fuerza, que las de Sansón no pudieran romperla. Hiciéronse las diligencias, vio el vicario la cédula, tomó el tal vicario la confesión a la señora, confesó de plano, mandóla depositar en casa de un alguacil de corte muy honrado...»

domingo, 24 de mayo de 2015

El diario de Cristina de Ana Alonso

Ana Alonso,
Ilustraciones de Jordi Vila Delclòs
Editorial Anaya, 2012
El día de su cumpleaños, las gemelas Eva y Raquel reciben un regalo misterioso: un viejo cuaderno que perteneció a una joven, llamada Cristina. A medida que van leyendo las páginas de su diario, las dos chicas irán interesándose más y más por la turbulenta época en la que vivió su antepasada, el Cádiz de las Cortes Constituyentes, y por la historia de amor entre Cristina y un joven gaditano que tendrá que partir a la guerra. 



El diario de Cristina ha sido una lectura que hemos disfrutado mucho tanto mi hija como yo.Y es que, además de aprender sobre las Cortes de Cádiz, la Constitución de 1812 y la vida cotidiana en el Cádiz del siglo XIX, la narración de Cristina, a través de su diario de estos hechos, es todo un acierto. Ella no sólo explica qué es lo que está sucediendo a su alrededor en esos difíciles años de asedio, sino cómo ella lo está viviendo. Y además se está enamorando... Con la mala suerte de que el joven tendrá que partir a la guerra. Así que tiene más motivo para sentirse preocupada. 

Aunque esta trama tiene más importancia que la que sucede en los años actuales, los personajes de Eva y Raquel también nos conquistan un poquito, junto a sus padres. El interés de todos por el diario para ver cómo sigue Cristina es el mismo que nosotros sentimos a medida que vamos leyendo. Y estamos deseando que uno de ellos abra el diario y se ponga a leer y descubrir más sobre la vida Cristina y sobre esos días tan importantes en la historia de Cádiz.

En definitiva, un libro muy entretenido, corto y fácil de leer. Y encima se aprende. ¿Se puede pedir más?

Pizca de Sal es una colección que introduce a los niños y niñas  en un mundo de imaginación a través de sus divertidas historias y personajes. Los relatos desarrollan contenidos de distintas áreas del currículo de Educación Primaria, reforzando su aprendizaje y fomentando a la vez el gusto por la lectura.
Al final de cada libro, diez fichas de actividades permiten a los lectores sacar el máximo provecho de los contenidos tratados en los cuentos. 
Y todo ello acompañado de un Plan Lector diseñado para conseguir una eficaz y original animación a la lectura, lo que convierte a esta colección en un recurso ideal para el aula.

jueves, 21 de mayo de 2015

Mendel el de los libros de Stefan Zweig

Mendel el de los libros
Stefan Zweig
Acantilado, 2009

Escrito en 1929, Mendel el de los libros narra la trágica historia de un excéntrico librero de viejo que pasa sus días sentado siempre a la misma mesa en uno de los muchos cafés de la ciudad de Viena. Con su memoria enciclopédica, el inmigrante judío ruso no sólo es tolerado, sino querido y admirado por el dueño del café Gluck y por la culta clientela que requiere sus servicios. Sin embargo, en 1915 Jakob Mendel es enviado a un campo de concentración, acusado injustamente de colaborar con los enemigos del Imperio austrohúngaro. Un breve y brillante relato sobre la exclusión en la Europa de la primera mitad del siglo xx.
Mendel, me encantaría conocerte. Y sentarme a tu lado, en ese mesa del Café Gluck y escucharte hablar sobre tu gran pasión: los libros. Disfrutaría escuchándote, observándote, sintiendo todas tus emociones al hablar de lo que tanto te gusta, aprendiendo de ti, admirándote... 

Solo te hablaría para decirte una cosa, Mendel. Solo una. Que, por favor, apartes un momento la cabeza de tus libros y mires a tu alrededor. Sé que resulta difícil. Sé que tu amor por los libros no te deja apartar tus ojos de ellos. Pero ese mundo en el que habitas, pero no vives, se está rompiendo, Mendel. Está gritando. Está llorando, mientras tú estás ausente de él. Mientras tú estás sumergido en tus libros. Y ese mundo no te va a comprender... Y te arrastrará sin que tú tampoco comprendas nada. Y te lo arrebatarán todo, te lo quitaran todo. Te alejarán de aquello que más quieres, tus libros. Te dejarán sin nada. Y sin tus libros... ¿qué será de ti, Mendel?

Reseña para el Mes de la Metaliteratura


martes, 19 de mayo de 2015

Leemos el Quijote (2º parte): Capítulo XXXV y capítulo XXXVI

http://bourbonstreet-porlomenix.blogspot.com.es/2015/01/reto-en-2015-leemos-el-quijote.html


Capítulo XXXV:

Los duques siguen burlándose de don Quijote y Sancho. Ahora hacen aparecer al mago Merlín, junto a Dulcinea. Y por primera vez don Quijote la ve, tal y como él piensa que es, rodeada de lujo y boato, no como una vulgar campesina. Los duques han tramado muy bien su engaño, su burla.  El mago busca a nuestro caballero para indicarle que tiene la solución para desencantar a su dama. Pero no estará en su mano poder lograrlo, sino en la de su escudero:

A ti digo ¡oh varón, como se debe
por jamás alabado!, a ti, valiente
juntamente y discreto don Quijote,
de la Mancha esplendor, de España estrella,
que para recobrar su estado primo
la sin par Dulcinea del Toboso,
es menester que Sancho, tu escudero,
se dé tres mil azotes y trecientos
en ambas sus valientes posaderas,
al aire descubiertas, y de modo
que le escuezan, le amarguen y le enfaden.
Y en esto se resuelven todos cuantos
de su desgracia han sido los autores,
y a esto es mi venida, mis señores.
No estará dispuesto Sancho a darse estos azotes y don Quijote le ordenará que se los dé, pero pronto Merlín aclarará que no puede el escudero ser obligado. Que debe hacerlo por propia voluntad. 
-Ni ajena, ni propia, ni pesada, ni por pesar -replicó Sancho-: a mí no me ha de tocar alguna mano. ¿Parí yo, por ventura, a la señora Dulcinea del Toboso, para que paguen mis posas lo que pecaron sus ojos? El señor mi amo sí, que es parte suya, pues la llama a cada paso mi vida, mi alma, sustento y arrimo suyo, se puede y debe azotar por ella y hacer todas las diligencias necesarias para su desencanto; pero, ¿azotarme yo...? ¡Abernuncio! 
Y finalmente Sancho, ante las peticiones de los duques y de nuestro caballero, aceptará...
-Muchos médicos hay en el mundo: hasta los encantadores son médicos -replicó Sancho-; pero, pues todos me lo dicen, aunque yo no me lo veo, digo que soy contento de darme los tres mil y trecientos azotes, con condición que me los tengo de dar cada y cuando que yo quisiere, sin que se me ponga tasa en los días ni en el tiempo; y yo procuraré salir de la deuda lo más presto que sea posible, porque goce el mundo de la hermosura de la señora doña Dulcinea del Toboso, pues, según parece, al revés de lo que yo pensaba, en efecto es hermosa. Ha de ser también condición que no he de estar obligado a sacarme sangre con la diciplina, y que si algunos azotes fueren de mosqueo, se me han de tomar en cuenta. Iten, que si me errare en el número, el señor Merlín, pues lo sabe todo, ha de tener cuidado de contarlos y de avisarme los que me faltan o los que me sobran.

-De las sobras no habrá que avisar -respondió Merlín-, porque, llegando al cabal número, luego quedará de improviso desencantada la señora Dulcinea, y vendrá a buscar, como agradecida, al buen Sancho, y a darle gracias, y aun premios, por la buena obra. Así que no hay de qué tener escrúpulo de las sobras ni de las faltas, ni el cielo permita que yo engañe a nadie, aunque sea en un pelo de la cabeza. 
Capítulo XXXVI:

Este capítulo empieza contándonos que fueron sirvientes de los duques quienes se hicieron pasar por Merlín y Dulcinea. 
Y tras esto, el protagonismo recae en Sancho y la duquesa. Le pregunta ésta si ha empezado ya a azotarse. Y cuando Sancho le contesta que se ha dado algunos con la mano, ella le regaña:
-Eso -replicó la duquesa- más es darse de palmadas que de azotes. Yo tengo para mí que el sabio Merlín no estará contento con tanta blandura; menester será que el buen Sancho haga alguna diciplina de abrojos, o de las de canelones, que se dejen sentir; porque la letra con sangre entra, y no se ha de dar tan barata la libertad de una tan gran señora como lo es Dulcinea por tan poco precio; y advierta Sancho que las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente no tienen mérito ni valen nada.

A lo que respondió Sancho:

-Déme vuestra señoría alguna diciplina o ramal conveniente, que yo me daré con él como no me duela demasiado, porque hago saber a vuesa merced que, aunque soy rústico, mis carnes tienen más de algodón que de esparto, y no será bien que yo me descríe por el provecho ajeno.

-Sea en buena hora -respondió la duquesa-: yo os daré mañana una diciplina que os venga muy al justo y se acomode con la ternura de vuestras carnes, como si fueran sus hermanas propias. 
Sancho le enseña a la duquesa una carta que ha escrito destinada a su mujer y donde le cuenta todo lo que ha sucedido en esta segunda salida con don Quijote. Una carta donde se advierte su gran codicia:
De aquí a pocos días me partiré al gobierno, adonde voy con grandísimo deseo de hacer dineros, porque me han dicho que todos los gobernadores nuevos van con este mesmo deseo; tomaréle el pulso, y avisaréte si has de venir a estar conmigo o no. 
Donde refleja sus deseos de conseguir una elevada posición social y ser, por ella, envidiado:
Has de saber, Teresa, que tengo determinado que andes en coche, que es lo que hace al caso, porque todo otro andar es andar a gatas. Mujer de un gobernador eres, ¡mira si te roerá nadie los zancajos!
Ays, Sancho y don Quijote... Cada uno con sus sueños... 

Las bromas de los duques siguen. Y ahora hace acto de aparición "Trifaldín, el de la barba blanca", escudero de la condesa Trifaldi, también conocida como "la Dueña Dolorida", buscando a don Quijote para solicitar su ayuda. La alegría de nuestro caballero no se hace esperar.
-Quisiera yo, señor duque -respondió don Quijote-, que estuviera aquí presente aquel bendito religioso que a la mesa el otro día mostró tener tan mal talante y tan mala ojeriza contra los caballeros andantes, para que viera por vista de ojos si los tales caballeros son necesarios en el mundo: tocara, por lo menos, con la mano que los extraordinariamente afligidos y desconsolados, en casos grandes y en desdichas inormes no van a buscar su remedio a las casas de los letrados, ni a la de los sacristanes de las aldeas, ni al caballero que nunca ha acertado a salir de los términos de su lugar, ni al perezoso cortesano que antes busca nuevas para referirlas y contarlas, que procura hacer obras y hazañas para que otros las cuenten y las escriban; el remedio de las cuitas, el socorro de las necesidades, el amparo de las doncellas, el consuelo de las viudas, en ninguna suerte de personas se halla mejor que en los caballeros andantes, y de serlo yo doy infinitas gracias al cielo, y doy por muy bien empleado cualquier desmán y trabajo que en este tan honroso ejercicio pueda sucederme. Venga esta dueña y pida lo que quisiere, que yo le libraré su remedio en la fuerza de mi brazo y en la intrépida resolución de mi animoso espíritu. 

domingo, 17 de mayo de 2015

Las lecturas de Marta: Fair Oak. El secreto de las gemelas de Elisabetta Gnone

 
En un valle mágico y antiguo, escondido entre los pliegues de un tiempo inmortal, al abrigo de las mesetas, entre los altos acantilados y los bosques, se encuentra Fairy Oak, un pequeño pueblo encantado nacido alrededor de Roble, el gran árbol parlante al que debe su nombre.

Desde hace más de mil años, a la medianoche en punto, ocurre un hecho mágico en las casas de Fairy Oak: minúsculas hadas luminosas cuentan historias de niños a brujas de ojos buenos, emocionadas y atentas. Insólito, ¿verdad? Todo el mundo sabe que a las brujas no les gustan nada los niños. Pero estamos en el valle de Verdellano, en el pueblo de Fairy Oak, y aquí las cosas son desde siempre un poco distintas…
Hace ya tiempo que leímos mi hija y yo este libro. Un libro que nos enamoró  sólo ya con mirar su bonita portada. Y que disfrutamos mucho leyéndolo. Su exquisita encuadernación y las deliciosas ilustraciones que tiene en sus páginas centrales, para presentarnos a todos y cada uno de los personajes son otro motivo más para disfrutar del libro. Y es que es un libro hecho con mucho cuidado. Es una auténtica delicia no sólo leerlo, también tocarlo. 
 
Un libro sencillo, porque hay que recordar que está destinado a un público infantil. El es primero de una trilogía, así que a veces se hace un poco lento, porque explica muy bien el papel que va a desempeñar cada uno de los personajes en la historia. Es un libro muy introductorio. Y a pesar de eso, a mi hija lo disfrutó muchísimo. Se lee muy rápido puesto que los capítulos son cortos y las letras grandecitas. Y en todos los capítulos suceden cosas. Y terminan siempre con la justa intriga para querer seguir leyendo el siguiente. Al igual que cuando terminas el libro. Porque, aunque cierra la trama, deja una ventanita abierta. Y es que el mal sigue fuera... Queriendo destruir ese mágico mundo de las hadas... ¿O lo que quiere es apoderarse de él? Habrá que seguir leyendo para descubrirlo. 

Un libro muy recomendable, sobre todo para niños que ya estén sueltos en la lectura, a partir de 8 ó 9 añitos. Aunque también creo que puede ser muy disfrutado por los que sean un poco más chicos siempre con la ayuda de los papás. Que siempre es bueno sentarse con ellos y disfrutar de la lectura juntos. 

Y si queréis conocer un poco mejor el mundo de Fairy Oak pinchad sobre el nombre y disfrutar del viaje por este mágico mundo.
 
 

jueves, 14 de mayo de 2015

El caso Galenus de Alberto Curiel

Alberto Curiel
Algaida,  2014
El caso Galenus es un thriller ambientado en el mundo de las multinacionales españolas y las organizaciones internacionales. Madrid, Barcelona, Londres, Lyon, Bogotá o Pekín son escenarios de una acción que se traslada desde lujosos despachos y hoteles de cinco estrellas a paisajes desolados, sórdidos callejuelas y pensiones castizas. Isabel Sáenz de Tejada, una hermosa ejecutiva con un pasado, y Fernando Flórez, un toxicólogo sin nada más que el presente, intentarán desentrañar un asesinato y un misterio que ha permanecido oculto durante casi dos décadas en un sótano: una revolucionaria investigación biomédica con una patente millonaria, que podría cambiar el mundo tal como hoy lo conocemos. Pero nadie sale indemne tras descubrir la verdad más incómoda. Incluso el periodista que narra esta historia terminará formando parte de ella, y haciendo partícipe al lector de un descubrimiento inesperado que lo dejará como último testigo de esa verdad inquietante. ¿Qué es el proyecto Galenus? ¿Hasta dónde te atreverías a llegar? ¿Cuánto estás dispuesto a vivir?
No tenía mucha confianza en este libro, tengo que reconocerlo. Me llegó por sorpresa gracias a la editorial Algaida y cuando leí la sinopsis no me sentí muy atraída por él. Pero había que darle su oportunidad. Y cuando se la he dado me he encontrado con una novela que me ha atrapado desde las primeras páginas. Isabel, la gran protagonista de esta historia, tiene mucha culpa de esto. Un personaje muy bien perfilado, muy creíble, como todos los que aparecen en este libro, a la que iremos conociendo poco a poco... Aunque también tiene sus secretos. Secretos que ella procura que nunca se conozcan, que nunca se revelen. Secretos que ella guarda muy celosamente. Y aunque durante la novela algunas pistas nos va dejando, cuando llegamos al final no ha evitado que me deje con la boca abierta.

Otro de los grandes aciertos de esta novela es también su estructura. Por un lado acompañamos a  Isabel, quien tras la muerte de su amiga Elena, decide investigar al marido de ésta y descubrirá junto al toxicólogo Fernando Flórez, las actividades ilegales que éste llevaba a cabo, relacionadas con experimentos sobre la regeneración de las células nerviosas. Por otro lado, encontramos capítulos protagonizados por una joven estudiante británica, Elizabeth Walker, que está siendo víctima de estos experimentos. Secuestrada y encerrada en un sótano pequeño y oscuro, serán realmente terribles estos capítulos en los que su dolor, su agonía, su sufrimiento, su desesperación están perfectamente reflejados. 

Ambas líneas argumentales discurren de forma paralela hasta que terminan uniéndose. Y ambas están contadas con el mismo ritmo y con la misma tensión, de modo que es imposible dejar de leer. Y al mismo tiempo, muchas preguntas nos martillean el cerebro... ¿El fin justifica los medios? Porque el fin de estos experimentos no es otro que la cura del cáncer, alargar los años de vida... Pero, ¿cuánta gente tiene que sufrir y morir hasta alcanzar estos objetivos? Además, cuando consiga la fórmula, ¿se aplicará a todo el mundo por igual? ¿Serán solo unos pocos privilegiados los afortunados en conseguirla? ¿Seguirán los intereses económicos por encima de la vida humana? ¿Nos conviene acabar con una enfermedad que es una de las principales causas de muerte en el mundo? ¿No provocaría esto un peligroso aumento de la población mundial?

En definitiva, un libro que he disfrutado muchísimo tanto por historia, que me ha tenido totalmente enganchada y que tiene un inmejorable final, como por todas las reflexiones que su lectura me ha provocado. 



martes, 12 de mayo de 2015

Leemos el Quijote (2º parte): Capítulo XXXIII y capítulo XXXIV

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Capítulo XXXIII:

La duquesa y Sancho entablan en este capítulo una entretenida conversación. No pierde la dama la oportunidad que tiene para preguntarle a Sancho por qué motivo engañó a don Quijote al decirle que Dulcinea estaba encantada. Y en su respuesta Sancho reconoce la locura de su amo. Le miente para seguirle la corriente. Le miente porque tiene miedo de, si no lo hace, perder la ínsula prometida. Si a don Quijote le mueve el espíritu de la caballería, a Sancho le mueve sus ganas de salir de la pobreza.

-Ahora, señora mía, que he visto que no nos escucha nadie de solapa, fuera de los circunstantes, sin temor ni sobresalto responderé a lo que se me ha preguntado, y a todo aquello que se me preguntare; y lo primero que digo es que yo tengo a mi señor don Quijote por loco rematado, puesto que algunas veces dice cosas que, a mi parecer, y aun de todos aquellos que le escuchan, son tan discretas y por tan buen carril encaminadas, que el mesmo Satanás no las podría decir mejores; pero, con todo esto, verdaderamente y sin escrúpulo, a mí se me ha asentado que es un mentecato. Pues, como yo tengo esto en el magín, me atrevo a hacerle creer lo que no lleva pies ni cabeza, como fue aquello de la respuesta de la carta, y lo de habrá seis o ocho días, que aún no está en historia; conviene a saber: lo del encanto de mi señora doña Dulcinea, que le he dado a entender que está encantada, no siendo más verdad que por los cerros de Úbeda.
Pero ante tal respuesta, la duquesa no puede evitar desconfiar de Sancho y sentir temor a la hora de darle una ínsula. Porque si sigue de ese modo a un loco... ¿Qué hara cuando tenga en sus manos una ínsula?
-De lo que el buen Sancho me ha contado me anda brincando un escrúpulo en el alma y un cierto susurro llega a mis oídos, que me dice: ''Pues don Quijote de la Mancha es loco, menguado y mentecato, y Sancho Panza su escudero lo conoce, y, con todo eso, le sirve y le sigue y va atenido a las vanas promesas suyas, sin duda alguna debe de ser él más loco y tonto que su amo; y, siendo esto así, como lo es, mal contado te será, señora duquesa, si al tal Sancho Panza le das ínsula que gobierne, porque el que no sabe gobernarse a sí, ¿cómo sabrá gobernar a otros?'' 
Así que, desde este momento, todo el empeño de Sancho estará en demostrar a la duquesa de que es lo suficientemente sensato como para poder gobernar a otros, de que es lo suficientemente listo como para no dejarse engañar. 

Pero la duquesa quiere volver al tema del encantamiento de Dulcinea. Y quiere hacerle ver a Sancho que el realmente engañado es él. Porque Dulcinea sí está encantada y por eso tiene la imagen de una sencilla campesina.  Y Sancho se deja convencer.

-Bien puede ser todo eso -dijo Sancho Panza-; y agora quiero creer lo que mi amo cuenta de lo que vio en la cueva de Montesinos, donde dice que vio a la señora Dulcinea del Toboso en el mesmo traje y hábito que yo dije que la había visto cuando la encanté por solo mi gusto; y todo debió de ser al revés, como vuesa merced, señora mía, dice, porque de mi ruin ingenio no se puede ni debe presumir que fabricase en un instante tan agudo embuste, ni creo yo que mi amo es tan loco que con tan flaca y magra persuasión como la mía creyese una cosa tan fuera de todo término. Pero, señora, no por esto será bien que vuestra bondad me tenga por malévolo, pues no está obligado un porro como yo a taladrar los pensamientos y malicias de los pésimos encantadores: yo fingí aquello por escaparme de las riñas de mi señor don Quijote, y no con intención de ofenderle; y si ha salido al revés, Dios está en el cielo, que juzga los corazones. 

Pero me surge la duda. ¿Realmente Sancho se deja convencer o simplemente le sigue la corriente a la duquesa por el temor de perder la ínsula? ¿Quién engaña a quién?
 
Capítulo XXXIV:

Para seguir burlándose de don Quijote y Sancho, los duques organizan una caza de montería, aunque por los preparativos para reírse más de la pareja protagonista, parece una caza real. No empieza muy bien Sancho, quien, tratando de huir de un jabalí, se sube a la rama de un árbol con la mala suerte de que ésta se cae y queda colgando del árbol. Cuando don Quijote lo baja, se da cuenta de que el traje de montería que los duques le habían regalado estaba roto. Así, se acerca a la duquesa y empieza a criticar la cacería:

–Si esta caza fuera de liebres o de pajarillos, seguro estuviera mi sayo de verse en este estremo. Yo no sé qué gusto se recibe de esperar a un animal que, si os alcanza con un colmillo, os puede quitar la vida; yo me acuerdo haber oído cantar un romance antiguo que dice:
De los osos seas comido,
como Favila el nombrado.
–Ése fue un rey godo –dijo don Quijote–, que, yendo a caza de montería, le comió un oso.
–Eso es lo que yo digo –respondió Sancho–: que no querría yo que los príncipes y los reyes se pusiesen en semejantes peligros, a trueco de un gusto que parece que no le había de ser, pues consiste en matar a un animal que no ha cometido delito alguno.
La respuesta del duque no se hace de rogar:
–Antes os engañáis, Sancho –respondió el duque–, porque el ejercicio de la caza de monte es el más conveniente y necesario para los reyes y príncipes que otro alguno. La caza es una imagen de la guerra: hay en ella estratagemas, astucias, insidias para vencer a su salvo al enemigo; padécense en ella fríos grandísimos y calores intolerables; menoscábase el ocio y el sueño, corrobóranse las fuerzas, agilítanse los miembros del que la usa, y, en resolución, es ejercicio que se puede hacer sin perjuicio de nadie y con gusto de muchos; y lo mejor que él tiene es que no es para todos, como lo es el de los otros géneros de caza, excepto el de la volatería, que también es sólo para reyes y grandes señores. Así que, ¡oh Sancho!, mudad de opinión, y, cuando seáis gobernador, ocupaos en la caza y veréis como os vale un pan por ciento.
Y para seguir defendiendo sus ideas, Sancho sigue haciendo uso, uno tras otro, de sus habituales refranes, que tanta gracia le hacen a la duquesa. ¿Lo hace quizás Sancho adrede para caer bien a la dama y seguir así asegurando su ínsula?

Pasó la noche y al crepúsculo, una fuerte luz llamó la atención de todos y un demonio a caballo surgió que provocó el temor de todos.
–Yo soy el Diablo; voy a buscar a don Quijote de la Mancha; la gente que por aquí viene son seis tropas de encantadores, que sobre un carro triunfante traen a la sin par Dulcinea del Toboso. Encantada viene con el gallardo francés Montesinos, a dar orden a don Quijote de cómo ha de ser desencantada la tal señora.
–Si vos fuérades diablo, como decís y como vuestra figura muestra, ya hubiérades conocido al tal caballero don Quijote de la Mancha, pues le tenéis delante.
–En Dios y en mi conciencia –respondió el Diablo– que no miraba en ello, porque traigo en tantas cosas divertidos los pensamientos, que de la principal a que venía se me olvidaba.
Ese juramento en Dios y en su conciencia hacen sospechar a Sancho, aunque él sigue la corriente a todos. Y hay otra frase que también nos hace pensar que no es tan tonto Sancho como todos creen...

Renovóse la admiración en todos, especialmente en Sancho y don Quijote: en Sancho, en ver que, a despecho de la verdad, querían que estuviese encantada Dulcinea; en don Quijote, por no poder asegurarse si era verdad o no lo que le había pasado en la cueva de Montesinos.

lunes, 11 de mayo de 2015

Un poquito ausente...

Solo quería avisaros que en los próximos meses estaré un poquito más ausente de vuestros blogs. Pero solo un poquito, que algún día de la semana me tomaré para visitaros, que si no, os voy a echar mucho de menos. 

Intentaré seguir actualizando este blog, que me quedan algunas reseñas pendientes, pero mi ritmo lector también se va a resentir en este tiempo, así que quizás las entradas serán menos frecuentes. 

Y el motivo... Unas lecturas no muy tentadoras...






domingo, 10 de mayo de 2015

Siete historias de Ángels Om

¿Qué conexión puede existir entre: una princesa triste, un monstruo alienígena, un malvado Visir, un laberinto lleno de acertijos, la tumba de un antiguo Faraón, viejos recuerdos de familia, seis niños y un perro? Difícil, pero no imposible.
Que tenía que leer este libro estaba claro después de haber visto tantas reseñas positivas por muchos blogs. Pero también le tenía algo de miedo a su lectura. Y es que tenía puestas tantas expectativas... Pero tras haberlo leído, haberlo disfrutado y haberlo consultado con la pequeñita de mi casa, he de decir que las ha superado todas. 
Todas las noches antes de dormir, nos sumergíamos en este mundo de fantasía, lleno de magia y de muchas, pero que muchas aventuras. Porque es un libro que engancha desde el principio. Desde que Natalia, la mayor de seis hermanos, lanza una zapatilla a sus hermanos trillizos con tan mala suerte que hace un agujero en la pared.  Pero tras esa pared descubren un cuarto que no se corresponde con ningún otro de la casa. Junto a su perro, deciden entrar, y en ese mágico cuarto una voz les indica que cada uno de ellos deberá imaginar una historia, una historia que luego tendrán que vivir. Y no podrán volver a su casa hasta que no acaben todas y cada una de las historias. 
La primera de las historias es la de Carmen, la más pequeña de los seis. Ella es una niña china adoptada y demuestra en muchos momentos ser muy inteligente. Su historia se desarrolla en un palacio, donde tendrán que ayudar a la princesa a encontrar la felicidad, ya que su reino peligra por su causa. Creía que mi hija iba a identificarse con este personaje, por compartir los mismos orígenes, pero no ha sido así. 
La segunda historia es la de Luis, uno de los trillizos. Esta vez se encontrarán todos en un laberinto y para encontrar el camino adecuado tendrán que ir resolviendo una serie de acertijos. Esta es una de las partes que más ha disfrutado mi peque, intentando resolver cada uno de ellos. 
La tercera historia es la de Irina, el personaje que más ha gustado a mi peque. Irina es la narradora de la novela. Todo el libro está contado desde su perspectiva. En su historia, todos ellos son apresados por comerse la comida de la sultana. En prisión, conocerán al verdadero sultán, quien ha sido engañado y traicionado y por eso ha acabado en la cárcel. Conocerán su verdadera historia y le ayudarán a salir de prisión. Es la historia que más ha gustado a mi peque. Una de las más emocionantes para ella. 
La cuarta historia es la de Julián, otro de los trillizos. Su imaginación lleva a nuestros amigos hasta Plutón, donde conocen a unos extraterrestres de los que se hacen amigos y donde saldrán victoriosos del ataque de un monstruo enorme.
Nikon, el perro de la familia,  es el protagonista de la quinta historia, que se ha convertido en una de nuestras historias favoritas.  Ver a los niños transformándose en perros y a Nikon en humano es una de las mejores partes del libro. Y es que, no vemos las cosas igual si nos ponemos en el lugar del perro. Además, la carta final de Nikon es muy emotiva y tierna. Casi se nos escapa una lagrimita leyéndola. 
Y volvemos a la acción con José, el último de los trillizos. Su sueño era ver la tumba de Tutankamon y hasta allí nos trasladamos. Y somos testigos directos del saqueo de esta tumba.
Y la última historia es la de Natalia. Esta es mi favorita. Porque Natalia temía que llegara su turno. Según ella, no había sido capaz de imaginar ninguna historia. Pero no es cierto. Su pensamiento estaba con sus abuelos, ya fallecidos. Y cuando empezó a contar cositas de ellos, sus hermanos, que apenas pudieron conocerlos, se quedaron embelesados escuchándola. 

Una historia magnífica, muy bien narrada, apta para todos los públicos, aunque los peques necesiten un poquito de ayuda extra para terminarla. Y es que la primera impresión de mi hija cuando vio el libro fue que tenía demasiadas letras y pocos dibujos. Echó mucho de menos a Georgina en muchas de las páginas del libro. Pero leyendo las dos se le ha hecho muy ligero. Sí es verdad que a veces las frases son muy largas para niños de estas edades y hay algún fallito ortográfico, pero son errores que se olvidan por la magia de la historia. Un librito absolutamente recomendable, porque es mucho lo que nos enseña, a grandes y pequeños. 

"Mi nombre es muy variado, hay quien me llama imaginación, otros fantasía, sueño, quimera, utopía e incluso, hay quien me ha bautizado como locura, claro está que eso no es cierto, porque se necesita estar muy cuerdo para saber apreciar lo necesaria que soy en este mundo tan lleno de humanos y tan inhumano a la vez."

(Reseña publicada originalmente en La isla de los libros, en el 2013, cuando mi hija tenía siete añitos)

sábado, 9 de mayo de 2015

Junio, el mes de la novela histórica






Laky de Libros que hay que leer dedica el mes de Junio a la novela histórica, un género que me gusta así que no dudo en participar. Además, nos tienta sorteando dos ejemplares de La caja china de Jesús Maeso de la Torre.


Rodrigo Silva se ve obligado a asistir al ahorcamiento público de su padre por la pérdida de un galeón a manos de los piratas ingleses. Es una gran injusticia. Es falso. Y por ello jura vengarse. Pero el destino le tiene preparada una sorpresa. Tras formarse como cartógrafo en Sevilla, se convertirá en un maestro en el arte de navegar y trazar cartas náuticas, lo cual le llevará a formar parte de uno de los planes más ambiciosos de Felipe II: Pula conquista de China.
Como emisario secreto del rey habrá de partir de inmediato e infiltrarse en el fabuloso reino oriental para estudiar la viabilidad de una colonia hispana en ese territorio, trazar con datos fiables las coordenadas del vasto país e informar de la actividad de un asentamiento jesuita que Roma oculta de manera misteriosa. Ahí sus conocimientos le abrirán muchas puertas, pero también le empujarán al borde de la muerte y le llevarán hasta la misma corte imperial en la Ciudad Prohibida. A lo largo de su trepidante peripecia, entre almirantes y corsarios, conjuras, virreyes y espías, nativos salvajes, clérigos fanáticos y misioneros bondadosos, descubrirá que no se puede confiar en cualquiera y que el amor sublime se encuentra donde menos se lo espera.
Grandes personajes, mucha intriga y sorprendentes giros, rigor, misterio, agilidad y fluidez, aventura, amor… Una extraordinaria novela histórica de Jesús Maeso de la Torre sobre la mayor aventura hispana del siglo XVI: la conquista de China.
 


¿Os animáis? Pues pinchad aquí para participar!

Sorteos!!!

Entre mis libros y yo sortea un ejemplar de La última confidencia del escritor Hugo Mendoza de Joaquín Camps.
Bases: aquí.
Plazo: Hasta el 4 de junio.








El universo de los libros sortea un ejemplar de Los sueños de la memoria de Juan P. Vidal.
Bases: aquí.
Plazo: Hasta el 23 de mayo.






Copiando libros sortea un ejemplar de Confesiones de una heredera con demasiado tiempo libre de Belén Barroso.
Bases: aquí.
Plazo. Hasta el 10 de mayo.









30 Feria del Libro de Cádiz. Dedicada a la Novela Negra


jueves, 7 de mayo de 2015

Falsos dioses de Peter Joseph


Falsos dioses
Peter Joseph
Círculo Rojo, 2013


1939: científicos del Ahnenerbe, un departamento especial de las SS patrocinado por Heinrich Himmler, realizan un asombroso hallazgo en el interior de un bloque de hielo. Meses después, una incómoda reunión de burócratas del Gobierno alemán pone en marcha una operación secreta. Dos acontecimientos sin conexión aparente, que sin embargo más tarde confluirán de manera catastrófica.
1943: en su primera misión sobre territorio enemigo, Sandy Smith descubre la crueldad de la guerra al perder a sus compañeros y matar a alguien por primera vez. A pesar de todo, consigue hacerse con una información que puede salvar la vida de miles de ciudadanos británicos, y que debe llevar a Londres urgentemente. Mientras tanto, en Alemania, Mario Weber, nuevo inspector de la Gestapo, se deja llevar por la curiosidad investigando un simple atropello. Lo que parece un caso sin interés alguno pronto se convierte en una carrera contra el reloj, que pondrá a prueba sus convicciones y le obligará a tomar la decisión más grave de su vida. Atormentados por su pasado, ambos enemigos entrecruzarán sus destinos mientras se ven arrastrados inexorablemente hacia la confrontación final.
Las montañas del Tíbet, la Francia ocupada y un Berlín devastado por las bombas son algunos de los escenarios en los que Peter Joseph mezcla magistralmente historia y ficción, en un sorprendente thriller que nos acercará al horror oculto de la Segunda Guerra Mundial y a la imposibilidad de actuar éticamente para quienes estuvieron inmersos en ella.
Falsos dioses ha resultado ser una novela adictiva y trepidante de principio a fin. Una novela que me ha dejado sin aliento al final de cada capítulo y me ha resultado imposible no querer seguir leyendo siempre un capítulo más, siempre un capítulo más... Y aunque en algunos momentos, sobre todo al final, peca de un poco peliculera, me lo he pasado tan bien leyendo este libro, que se lo perdono totalmente.

El autor parte de hechos tristemente reales, el exterminio de miles y miles de alemanes que, enfermos, eran considerados únicamente un gasto económico para su país, además de ser un obstáculo para el propósito de los nazis de conseguir una raza aria absolutamente perfecta. Solo pensarlo ya pone la piel de gallina... 

Basándose en estos hechos, Peter Joseph nos ofrece una historia ficticia perfectamente creíble y muy bien narrada, a la que no le sobra ni falta nada, con un ritmo y tensión constante que no decae en ningún momento.

Se nota la buena labor de documentación realizada por el autor, que demuestra tener talento para plasmarla en el papel sin resultar en ningún momento pesado.  Sin atosigarnos con excesivos datos consigue recrear de forma muy fiel la época en que se desarrolla la historia. 

Otro de los grandes aciertos de este thriller es que el protagonismo recae sobre varios personajes. Es una novela coral, en la que ninguno de sus personajes tiene más importancia que otro. Los iremos conociendo poco a poco y nos daremos cuenta de que todos están descritos con el mismo mimo y cuidado, y todos resultan muy creíbles, muy humanos, con sus virtudes y sus defectos. 

Ningún pero puede ponerle al estilo del autor. Con un lenguaje sencillo y ágil, Peter Joseph demuestra saber hacer un buen uso de los diálogos y no nos cansa con largas descripciones. Solo encontramos las justas y necesarias para ponernos en situación. Y esto ayuda a que la lectura de la novela sea rápida y la terminemos casi sin darnos cuenta. 

Creo que se nota que he disfrutado mucho con esta novela. Falsos dioses es un libro absolutamente recomendable para todos aquellos lectores que les guste leer sobre la Segunda Guerra Mundial pero también para aquellos lectores que busquen un thriller adictivo y entretenido que enganche desde la primera página y que no puedas soltar hasta llegar al punto y final.

 

martes, 5 de mayo de 2015

Leemos el Quijote (2º parte): Capítulo XXXI y capítulo XXXII

http://bourbonstreet-porlomenix.blogspot.com.es/2015/01/reto-en-2015-leemos-el-quijote.html


Capítulo XXXI:

Los duques continúan con su burla. Una vez en su castillo, las órdenes de ellos son las de tratar a don Quijote como si fuera un auténtico caballero andante. Y tan bien lo hicieron que incluso nuestro don Quijote siente que es en ese momento cuando es un auténtico caballero... Lo que nos lleva a pensar... ¿Antes lo dudaba?

...y al entrar en un gran patio, llegaron dos hermosas doncellas y echaron sobre los hombros a don Quijote un gran manto de finísima escarlata, y en un instante se coronaron todos los corredores del patio de criados y criadas de aquellos señores, diciendo a grandes voces:

-¡Bien sea venido la flor y la nata de los caballeros andantes!

Y todos, o los más, derramaban pomos de aguas olorosas sobre don Quijote y sobre los duques, de todo lo cual se admiraba don Quijote; y aquél fue el primer día que de todo en todo conoció y creyó ser caballero andante verdadero, y no fantástico, viéndose tratar del mesmo modo que él había leído se trataban los tales caballeros en los pasados siglos.
Aparte de alguna escena de Sancho, que averguenza a don Quijote, el momento cumbre se produce al final del capítulo, cuando un eclesiástico, al reconocer a nuestro caballero, se despacha a gusto contra él:

El eclesiástico, que oyó decir de gigantes, de follones y de encantos, cayó en la cuenta de que aquél debía de ser don Quijote de la Mancha, cuya historia leía el duque de ordinario, y él se lo había reprehendido muchas veces, diciéndole que era disparate leer tales disparates; y, enterándose ser verdad lo que sospechaba, con mucha cólera, hablando con el duque, le dijo:

-Vuestra Excelencia, señor mío, tiene que dar cuenta a Nuestro Señor de lo que hace este buen hombre. Este don Quijote, o don Tonto, o como se llama, imagino yo que no debe de ser tan mentecato como Vuestra Excelencia quiere que sea, dándole ocasiones a la mano para que lleve adelante sus sandeces y vaciedades.

Y, volviendo la plática a don Quijote, le dijo:

-Y a vos, alma de cántaro, ¿quién os ha encajado en el celebro que sois caballero andante y que vencéis gigantes y prendéis malandrines? Andad en hora buena, y en tal se os diga: volveos a vuestra casa, y criad vuestros hijos, si los tenéis, y curad de vuestra hacienda, y dejad de andar vagando por el mundo, papando viento y dando que reír a cuantos os conocen y no conocen. ¿En dónde, nora tal, habéis vos hallado que hubo ni hay ahora caballeros andantes? ¿Dónde hay gigantes en España, o malandrines en la Mancha, ni Dulcineas encantadas, ni toda la caterva de las simplicidades que de vos se cuentan?

Sí, le dice la verdad, pero... ¿No había una forma más suave de decirla?

Capítulo XXXII:

Don Quijote contesta al eclesiástico, demostrando una vez más sus grandes dotes para la oratoria:
-El lugar donde estoy, y la presencia ante quien me hallo y el respeto que siempre tuve y tengo al estado que vuesa merced profesa tienen y atan las manos de mi justo enojo; y, así por lo que he dicho como por saber que saben todos que las armas de los togados son las mesmas que las de la mujer, que son la lengua, entraré con la mía en igual batalla con vuesa merced, de quien se debía esperar antes buenos consejos que infames vituperios. Las reprehensiones santas y bien intencionadas otras circunstancias requieren y otros puntos piden: a lo menos, el haberme reprehendido en público y tan ásperamente ha pasado todos los límites de la buena reprehensión, pues las primeras mejor asientan sobre la blandura que sobre la aspereza, y no es bien que, sin tener conocimiento del pecado que se reprehende, llamar al pecador, sin más ni más, mentecato y tonto. Si no, dígame vuesa merced: ¿por cuál de las mentecaterías que en mí ha visto me condena y vitupera, y me manda que me vaya a mi casa a tener cuenta en el gobierno della y de mi mujer y de mis hijos, sin saber si la tengo o los tengo? ¿No hay más sino a troche moche entrarse por las casas ajenas a gobernar sus dueños, y, habiéndose criado algunos en la estrecheza de algún pupilaje, sin haber visto más mundo que el que puede contenerse en veinte o treinta leguas de distrito, meterse de rondón a dar leyes a la caballería y a juzgar de los caballeros andantes? ¿Por ventura es asumpto vano o es tiempo mal gastado el que se gasta en vagar por el mundo, no buscando los regalos dél, sino las asperezas por donde los buenos suben al asiento de la inmortalidad? Si me tuvieran por tonto los caballeros, los magníficos, los generosos, los altamente nacidos, tuviéralo por afrenta inreparable; pero de que me tengan por sandio los estudiantes, que nunca entraron ni pisaron las sendas de la caballería, no se me da un ardite: caballero soy y caballero he de morir si place al Altísimo. Unos van por el ancho campo de la ambición soberbia; otros, por el de la adulación servil y baja; otros, por el de la hipocresía engañosa, y algunos, por el de la verdadera religión; pero yo, inclinado de mi estrella, voy por la angosta senda de la caballería andante, por cuyo ejercicio desprecio la hacienda, pero no la honra. Yo he satisfecho agravios, enderezado tuertos, castigado insolencias, vencido gigantes y atropellado vestiglos; yo soy enamorado, no más de porque es forzoso que los caballeros andantes lo sean; y, siéndolo, no soy de los enamorados viciosos, sino de los platónicos continentes. Mis intenciones siempre las enderezo a buenos fines, que son de hacer bien a todos y mal a ninguno; si el que esto entiende, si el que esto obra, si el que desto trata merece ser llamado bobo, díganlo vuestras grandezas, duque y duquesa excelentes.
Pero el eclesiástico sigue firme en sus ideas. Pero viendo que no puede convencer a nadie, marcha con ira del castillo.
-Por el hábito que tengo, que estoy por decir que es tan sandio Vuestra Excelencia como estos pecadores. ¡Mirad si no han de ser ellos locos, pues los cuerdos canonizan sus locuras! Quédese Vuestra Excelencia con ellos; que, en tanto que estuvieren en casa, me estaré yo en la mía, y me escusaré de reprehender lo que no puedo remediar.
Los duques siguen burlándose de don Quijote, sin éste darse cuenta.

Llegó la de la fuente, y con gentil donaire y desenvoltura encajó la fuente debajo de la barba de don Quijote; el cual, sin hablar palabra, admirado de semejante ceremonia, creyendo que debía ser usanza de aquella tierra en lugar de las manos lavar las barbas, y así tendió la suya todo cuanto pudo, y al mismo punto comenzó a llover el aguamanil, y la doncella del jabón le manoseó las barbas con mucha priesa, levantando copos de nieve, que no eran menos blancas las jabonaduras, no sólo por las barbas, mas por todo el rostro y por los ojos del obediente caballero, tanto, que se los hicieron cerrar por fuerza.

El duque y la duquesa, que de nada desto eran sabidores, estaban esperando en qué había de parar tan extraordinario lavatorio. La doncella barbera, cuando le tuvo con un palmo de jabonadura, fingió que se le había acabado el agua, y mandó a la del aguamanil fuese por ella, que el señor don Quijote esperaría. Hízolo así, y quedó don Quijote con la más estraña figura y más para hacer reír que se pudiera imaginar.
Tras este extraño lavatorio, la duquesa y don Quijote hablan de Dulcinea. Nuestro caballero vuelve a alabar su belleza, su inteligencia... Pero la duquesa no puede evitar pensar, por lo que el libro de don Quijote cuenta, que Dulcinea es un personaje ficticio, creado por nuestro propio caballero.
-No hay más que decir -dijo la duquesa-; pero si, con todo eso, hemos de dar crédito a la historia que del señor don Quijote de pocos días a esta parte ha salido a la luz del mundo, con general aplauso de las gentes, della se colige, si mal no me acuerdo, que nunca vuesa merced ha visto a la señora Dulcinea, y que esta tal señora no es en el mundo, sino que es dama fantástica, que vuesa merced la engendró y parió en su entendimiento, y la pintó con todas aquellas gracias y perfeciones que quiso.
Extraña me ha resultado la respuesta de don Quijote, quien no ha asegurado la existencia de su dama:

-En eso hay mucho que decir -respondió don Quijote-. Dios sabe si hay Dulcinea o no en el mundo, o si es fantástica o no es fantástica; y éstas no son de las cosas cuya averiguación se ha de llevar hasta el cabo. Ni yo engendré ni parí a mi señora, puesto que la contemplo como conviene que sea una dama que contenga en sí las partes que puedan hacerla famosa en todas las del mundo, como son: hermosa, sin tacha, grave sin soberbia, amorosa con honestidad, agradecida por cortés, cortés por bien criada, y, finalmente, alta por linaje, a causa que sobre la buena sangre resplandece y campea la hermosura con más grados de perfeción que en las hermosas humildemente nacidas. 
Termina don Quijote hablando de su fiel escudero. Y de paso, realiza cierta crítica ante la capacidad de los gobernadores...

Por otra parte, quiero que entiendan vuestras señorías que Sancho Panza es uno de los más graciosos escuderos que jamás sirvió a caballero andante; tiene a veces unas simplicidades tan agudas, que el pensar si es simple o agudo causa no pequeño contento; tiene malicias que le condenan por bellaco, y descuidos que le confirman por bobo; duda de todo y créelo todo; cuando pienso que se va a despeñar de tonto, sale con unas discreciones, que le levantan al cielo. Finalmente, yo no le trocaría con otro escudero, aunque me diesen de añadidura una ciudad; y así, estoy en duda si será bien enviarle al gobierno de quien vuestra grandeza le ha hecho merced; aunque veo en él una cierta aptitud para esto de gobernar, que atusándole tantico el entendimiento, se saldría con cualquiera gobierno, como el rey con sus alcabalas; y más, que ya por muchas experiencias sabemos que no es menester ni mucha habilidad ni muchas letras para ser uno gobernador, pues hay por ahí ciento que apenas saber leer, y gobiernan como unos girifaltes; el toque está en que tengan buena intención y deseen acertar en todo; que nunca les faltará quien les aconseje y encamine en lo que han de hacer, como los gobernadores caballeros y no letrados, que sentencian con asesor. Aconsejaríale yo que ni tome cohecho, ni pierda derecho, y otras cosillas que me quedan en el estómago, que saldrán a su tiempo, para utilidad de Sancho y provecho de la ínsula que gobernare. 
 

sábado, 2 de mayo de 2015

Mayo, Mes de la Metaliteratura

http://librosquehayqueleer-laky.blogspot.com.es/2015/04/mes-de-la-metaliteratura-mayo.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed:+blogspot/tBFTo+%28Libros+que+hay+que+leer%29

Laky de Libros que hay que leer propone que mayo sea el mes de la metaliteratura, es decir, para leer libros sobre libros, sobre escritores, sobre lectores...

Y como lleva mucho tiempo entre mis pendientes Mendel el de los libros de Stefan Zweig, de nuevo me animo a participar. Y vosotros, ¿os animáis?

Para saber más de esta iniciativa, pinchad en la imagen.

Lectura conjunta + sorteo: Impostores



Laky de Libros que hay que leer y Tatty de El universo de los libros vuelven a aliarse para organizar una lectura conjunta + sorteo. Y aunque no está entre mis géneros preferidos, me apetece probar algo distinto y acercarme así a los libros que prontito le interesarán a mi hija.

El libro con el que nos tientan es Impostores de Lisi Harrison. Para participar en la lectura, sortean diez ejemplares del libro. Y al terminar la lectura conjunta, cuando todas las reseñas estén ya realizadas, sortearán entre los participantes en la lectura, cinco ejemplares del segundo libro de la serie. 

TRES CHICAS, DOS CHICOS Y CINCO DIARIOS SECRETOS

Somos los cinco de Fénix.
Nuestra foto está en la página dieciocho del Anuario del Instituto Noble.
Tú nos has elegido.
Pensabas que éramos los estudiantes más extraordinarios de primero.
Te equivocabas.

SOMOS UNOS IMPOSTORES

Los cinco estudiantes más populares del instituto Noble tienen secretos que esconder… Secretos que han revelado en sus diarios. Ahora, uno de ellos hace públicos esos diarios para mostrar por qué los cinco son unos IMPOSTORES.

De Lisi Harrison, número 1 en ventas en el New York Times, autora de series best sellers internacionales como Monster High y The Clique (Gossip Girl, adaptación televisiva).
Si os animáis a participar, pinchad aquí y aquí, que está todo mucho mejor explicado.